jueves, 22 de mayo de 2008

Abuela chocha y madre orgullosa

“Estoy ordenando unas carpetas de los funcionarios”, es la primera frase que dice Mónica Ávalos Pozo, Secretaria de Personal, antes de hablar un poco de su vida fuera de la Superintendencia. Con 23 años de servicio en la Superintendencia de Quiebras, 30 años de matrimonio, dos hijos -Javier y Pamela-, y una nieta (Alanis), Mónica es una agradecida de lo que le ha tocado vivir.

Antes de llegar a nuestro servicio, Mónica realizó una labor completamente distinta a la que desempeña hoy. Desde 1972 a 1974, trabajó como auxiliar paramédico en la Posta Central, misma labor que realizó durante 10 años en el Hospital Salvador (74’-84’). “Eran muy matadores los turnos”, reconoce, razón que la hizo abandonar el servicio de salud para desembarcar, finalmente, en la Superintendecia de Quiebras.

Desde el 20 de diciembre de 1984, día exacto en que Mónica llegó, ha visto cómo se ha transformado el trabajo que realiza aquí. “Antes todo este piso (el 7 y medio) estaba lleno de archivadores, y ahora está todo en un computador”, recuerda, aunque también reconoce que tiene sus desventajas. “La gente anda más acelerada y uno se cansa más”.

Los dos hijos de Mónica son su orgullo. Hace pocos meses, Javier, de 27 años, le hizo el regalo más hermoso que puede recibir una madre de un hijo: una nieta. Alanis, es la nueva regalona de ella, con quien aprovecha de “chochear” lo más que se puede. Por otra parte, Pamela, quien tiene 22 años, recibirá su título de Administración Hotelera el próximo martes, algo que la tiene más que contenta.

Pero el cuadro familiar no estaría completo sin la figura de un hombre que, según sus propias palabras, “es un pan de Dios”. Se trata de Hermutes, o “Hermutito”, como le dice cariñosamente Mónica a su marido. “No me arrepiento de nada... siempre me ha tenido una gran paciencia”, reconoce sobre su media naranja.


Esta maipucina también tiene su lado de microempresaria. Aprovechando los talleres que dictaba la Señora Flor el año pasado, decidió instalar un puesto para la Navidad de 2007. En él vendía parte de sus tejidos y las cajas que pintaba en sus ratos libres, algo que le sirvió para obtener un ingreso extra para los gastos de la época estival.

A pesar de los años que lleva en nuestro servicio, Mónica no se ha planteado la opción de cambiar de trabajo. “Me han ofrecido, pero no quiero. Ya estoy acostumbrada acá, a mis compañeros y, además, le tengo cariño a mi trabajo”, puntualiza. Es esta misma cantidad de tiempo que ha permanecido en la Superintendencia de Quiebras la que le ha permitido darse cuenta de un don que tiene con las personas. ““En ocasiones la gente se confiesa conmigo”, señala con orgullo.

martes, 29 de abril de 2008

“El destino unió aún más nuestras vidas”

Hace doce años que Ana Luisa Meneses Herrera, llegó a trabajar a la Superintendencia de Quiebras. Fue una casualidad, ya que habían pasado tres años desde su último trabajo en el Banco Sudamericano. Allí estuvo seis años y ascendió, rápidamente, hasta llegar a desempeñarse en al área de apoyo comercial. Debido a un triste episodio de su vida, ocasionado por la partida de su madre, decidió abandonar el banco, porque las motivaciones y las fuerzas ya no eran las del comienzo.

Su salida del banco le dejó “una platita” suficiente para viajar, disfrutar y olvidar las penas, en la compañía de su padre, don Fernando Meneses Castro, quien hoy tiene 77 años y es jubilado. Ambos viven juntos. Ana Luisa es soltera y ha compartido innumerables momentos de su vida con su padre, quien, además confiesa es también su gran amigo. Pero en realidad en esta familia son tres, no podemos dejar de mencionar a la casi hija de Ana Luisa; su blanca perrita poddle llamada Luna.

En los tiempos libres, Ana Luisa y don Fernando, su padre, salen de compras, van a comer y también se juntan con la hermana de la madre de Ana Luisa, con quien comparten bastante. Pero los días domingo, son para estar en casa, allí se refugian para descansar.

Nadie dijo que ser mujer soltera es malo, sino por el contrario tiene sus ventajas, es por eso que Ana Luisa dice; “la soltería es una opción”, lo demás dejémoslo para la imaginación. Dentro del servicio hay personas a las que Ana Luisa les tiene especial aprecio y apego, como Nancy Navarro y Ana Sepúlveda. Además cuenta que su experiencia como secretaria de la Unidad de Asesoría y Gestión en la Superintendencia de Quiebras ha sido buena, ya que desde el primer día que llegó, se sintió completamente acogida.

miércoles, 23 de abril de 2008

Algo más de la vida de Don Mario


Hace 19 años que Don Mario Rojas Espinosa trabaja en la Superintendencia de Quiebras, donde hoy es auxiliar. De lunes a viernes llega, a las 6:40 de la mañana, al servicio para abrir sus puertas a todos los funcionarios y se siente muy contento de la labor que realiza.

Don Mario es un hombre de estatura alta y cabellera blanca. Se le ve activo y voluntarioso, aunque ya tiene sus años. En sus inicios fue mayordomo de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, donde conoció grandes personajes de la política contingente, en la época que fueron estudiantes universitarios, como la Presidenta de la Democracia Cristiana, Soledad Alvear y su marido, Gutemberg Martínez. También a algunos senadores como Alberto Espina y Andrés Allamand, además de los ex Presidentes de Chile, Patricio Aylwin Azócar y Ricardo Lagos Escobar, quienes fueron profesores en la Universidad de Chile y que don Mario conoce y recuerda con cariño.

El 14 de noviembre de este año cumplirá junto a su esposa, la señora Hilda Galleguillos, 55 años de feliz matrimonio, según don Mario. Ambos tienen dos hijos. Los dos son profesionales que se desempeñan en el área judicial y que les han regalado 4 nietos, de los cuáles dos ya están estudiando en la educación superior. El se ve muy contento por los logros suyos y de su familia y por sobre todo, muy orgulloso de la esposa que tiene a su lado.